lunes, 11 de mayo de 2009

NUTRICION Y CRECIMIENTO EN LOS DISTINTOS PERIODOS DE LA INFANCIA


Primera infancia

Comprende los 2 primeros años de vida y se caracteriza por un crecimiento rápido, que se desacelera progresivamente desde el nacimiento.
La talla aumenta 24-26 cm durante el primer año y 10 a 12 en el segundo. El peso se incrementa n 7 y6 2,5kg respectivamente, en los mismos períodos.
También existe un aumento extraordinariamente rápido del perímetro craneal.
Existe también una modificación respecto a la composición con una disminución de la proporción de agua, aumento de la grasa y las proteínas, de algunos iones intracelulares como el potasio, y extracelulares como el calcio.
Como conclusión: durante este período la alimentación debe cubrir las elevadas necesidades energéticas y plásticas y aportar equilibradamente las vitaminas y minerales, adecuarse a la capacidad digestiva limitada del niño y de esta edad y no sobrecargar en exceso con solutos los órganos excretores.
Durante los primeros meses de vida sólo hay un alimento capaz de cumplir estas exigencias: la leche materna.
Otro punto de gran importancia en este período es la transición hacia la etapa de alimentación variada propia del niño mayor y del adulto, que debe hacerse progresivamente mediante la sustitución de la leche por otro tipo de alimentos, al tiempo que se van creando nuevos hábitos alimentarios. La recomendación sobre la edad más adecuada para esto ha ido variando, Illinghworth y Lister, estudiando la evolución y maduración de las funciones digestivas demostraron que el momento más adecuado sería hacia los 6 a 7 meses.

Período de crecimiento estable

Desde el tercer año hasta la iniciación de la pubertad se mantiene un ritmo de crecimiento lento y uniforme.
La talla sufre un incremento anual que oscila entre 5 y 7 cm, con tendencia ligeramente descendente. La ganancia de peso, en cambio, tiende a aumentar con la edad, pero siempre dentro de un límite bastante estrecho de 2,5 a 3,5 kg por año.
Las necesidades de energía para el crecimiento son menores, no sobrepasando el 1 % del total de las calorías ingeridas, y lo mismo ocurre con las necesidades de proteínas. Como consecuencia de esto, casi todos los niños a la edad de 2 - 3 años atraviesan una fase de menor avidez por los alimentos. Este es un hecho fisiológico del que es importante informar a los padres para evitar una batalla que puede durar años si los padres no comprenden que es una consecuencia de la disminución de las necesidades de energía y proteínas para el crecimiento.
En los años siguientes, las particularidades más importantes son: la gran variabilidad individual, que depende sobre todo del grado de actividad física y la aparición de carencias en algunos micronutrientes. Estas carencias se dan principalmente en el hierro, ácido fólico y vitamina B 12 que pueden originar cuadros de anemia nutricional o ser responsables de síntomas inespecíficos, entre ellos la detención de la curva de crecimiento.

ESTRATEGIAS ALIMENTARIAS EN ESTA ETAPA

1. Asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad y la actividad física.
2. Mantener una correcta proporción entre los principios nutritivos.
3. Modificar el consumo de proteínas, procurando que estas provengan de ambas fuentes: animal y vegetal, pero potenciando el consumo de cereales y legumbres frente a la carne. Para esto aumentar los primeros platos y guarniciones y disminuir el tamaño del filete o el pescado.
4. Desaconsejar el consumo de grasa visible de las carnes, y recomendar que se aumente el consumo de pescados ricos en grasas poliinsaturadas sustituyendo a los productos cárnicos 3 a 4 veces por semana. Potenciar el consumo de aceite de oliva frente a mantequilla o margarinas. Restringir la bollería industrial elaborados con grasas saturadas.
5. Fomentar el consumo de cereales (pan, pasta, arroz) y frutas, preferentemente frescas y enteras. Evitar el exceso de zumos no naturales y el consumo de carbohidratos simples presentes en los productos industrializados, dulces o añadidos en forma de azúcar a los alimentos.
6. Procurar una alimentación variada.
7. Evitar el consumo excesivo de sal.
8. Es fundamental tener en cuenta los gustos, costumbres y condicionamientos sociales y económicos para no recomendar dietas difíciles de aceptar y de seguir por el niño o por la familia.

Fase de aceleración del crecimiento de la pubertad

La pubertad es un período caracterizado por grandes cambios somáticos y emocionales que coinciden con el proceso de maduración sexual.
Es un momento en el que coexisten un elevado ritmo de crecimiento y fenómenos madurativos igualmente importantes. Los tres hechos que tienen repercusión directa sobre la nutrición son: el aumento de la masa corporal, la modificación de la composición del organismo y la tendencia a la perturbación en los hábitos alimentarios.
El importante incremento de la masa corporal, que casi se duplica durante el brote de crecimiento puberal, conlleva una elevación de las necesidades proteicas, energéticas y de algunos micronutrientes que superan las de cualquier época de la vida. Este exagerado anabolismo hace al adolescente muy sensible a las restricciones energéticas y a las carencias en proteínas y oligoelementos. En esta edad la proteína puede ser el nutriente limitante del crecimiento.

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