lunes, 11 de mayo de 2009

ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

Los accidentes cardiovasculares se deben a la falta de flujo sanguíneo en los vasos que riegan órganos vitales como el corazón y el cerebro. La causa principal es la aterosclerosis, que supone un depósito de materiales (lípidos, células del músculo liso, linfocitos, etc.) en la íntima de las arterias, provocando una disminución de la luz de las mismas, dificultando el paso de sangre por ellas.
En este sentido se cree que la principal responsable del depósito de lípidos en las arterias es la formación de células espumosas, desarrolladas al captar los macrófagos, las lipoproteínas de baja densidad (LDL-colesterol) oxidadas. Por el contrario, la capacidad de retirar lípidos de las arterias por parte de las lipoproteínas de alta densidad (HDL-colesterol), les confiere a éstas, un papel protector. Por otro lado, también los factores trombogénicos (formación de trombos) participan en la aparición y progreso de las lesiones ateromatosas. Las alteraciones lipídicas (altas concentraciones de LDL-c y reducidas de HDL-c), las concentraciones inadecuadas de algunas vitaminas (vitamina C, E, ß-carotenos, etc.), minerales y sustancias antioxidantes parecen desempeñar un papel relevante en todo este proceso.
Múltiples investigaciones han demostrado que esta enfermedad es de origen multifactorial, y por lo tanto, su prevención, debe tener en cuenta todos los factores de riesgo implicados y que estos, además, son sinérgicos, por lo que cuando concurren varios de ellos, el riesgo se incrementa de forma importante. Existen factores de riesgo modificables y otros que no lo son (genéticos, familiares, edad, sexo, etc.), pero que nos pueden ayudar a la valoración y prevención de la enfermedad cardiovascular. Entre los factores de riesgo modificables se encuentran los ambientales como el hábito de fumar (altera los niveles lipídicos y participa en la oxidación de las lipoproteínas), la obesidad y el sedentarismo, además, de los factores alimentarios y las patologías asociadas (diabetes, hipertensión, etc.). También se deben valorar algunos factores psicosociales como el estrés, la depresión, e incluso el nivel de educación.
Los hábitos dietéticos constituyen un factor esencial en el inicio y progresión de la aterosclerosis y el desarrollo de la enfermedad cardiovascular (ECV). Por ello, resulta prioritario trasmitir a la población las pautas dietéticas recomendadas para su prevención.

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